lunes, 30 de abril de 2012
Memorias de una geisha - Arthur Golden
Arthur Golden (1956) es un escritor estadounidense célebre por haber escrito el best seller Memorias de una geisha.
Nació en 1956 en Chattanooga, Tennessee. Miembro de la familia Ochs-Sulzberger (dueños del New York Times), Golden fue educado en la escuela Baylor (entonces solo de varones, para estudiantes comunes y pupilos) en Chattanooga. Estudió en la Universidad Harvard y recibió un título en Historia del Arte, especializándose en Arte japonés. En 1980, obtuvo una Maestría en Arte en Historia Japonesa en la Universidad Columbia. También estudió Chino Mandarín. Después de un verano en la Universidad de Beijing, trabajó en Tokio. Cuando regresó a Estados Unidos, obtuvo un M.A en Inglés en la Universidad de Boston.
Actualmente vive en Brookline, Massachusetts.
Después de su lanzamiento en 1997, Memorias de una Geisha permaneció durante dos años en la lista de bestsellers del New York Times. Han sido vendidas más de cuatro millones de copias en inglés y ha sido traducido a treinta y dos idiomas alrededor del mundo. La novela Memorias de una Geisha fue escrita luego de entrevistar a varias geishas, incluyendo a Mineko Iwasaki, para obtener información de base sobre el mundo de las geishas. Dada su historia familiar en el periodismo, Golden eligió crear un mundo ficticio lo más parecido posible a la realidad y trabajó para obtener los detalles correctamente. Luego de ser publicada la edición japonesa de Memorias de una Geisha , Arthur Golden fue demandado por Iwasaki por incumplimiento de contrato y difamación de personaje. El demandante afirmó que Golden había acordado proteger su anonimato debido al tradicional código de silencio sobre sus clientes, si ella le contaba sobre su vida como geisha. Se llegó a un arreglo del caso fuera de la corte por una suma no revelada.
Controversia
Tras la publicación de la novela, Arthur Golden fue denunciado por la geisha (Mineko Iwasaki) con la que había trabajado, por difamación e incumplimiento de contrato. Según la demandante, su acuerdo suponía el anonimato total, pues existe un código de silencio cuya ruptura supone una gran ofensa. Además, Iwasaki dice que la novela de Golden retrata a las geishas como prostitutas de clase alta, cuando por ejemplo se subasta la virginidad de Sayuri al mejor postor. Iwasaki declaró que esto no sólo no le había ocurrido a ella, sino que tal costumbre no había existido jamás en Gion. Iwasaki recibió incluso amenazas de muerte y peticiones de censura por deshonrar su profesión. En 2003, Iwasaki y Golden alcanzaron un acuerdo no judicial por una cantidad económica que se desconoce. Mineko Iwasaki presentó la demanda contra Arthur Golden en la corte federal de Manhattan al escribir Memorias de una Geisha (1997), pidiendo un porcentaje de los 10 millones de dólares en ventas por incumplir anonimato y decir que la señorita Iwasaki fue vendida al mundo de las geishas por sus padres, y que su virginidad fue subastada al mejor postor cuando se hizo profesional. Después, Mineko Iwasaki escribió Vida de una geisha (2004).
La protagonista, Chiyo y su hermana mayor Satsu, viven en un pueblo a las orillas del Mar del Japón, Yoroido. Son conducidas a Gion por un hombre llamado señor Beku. Satsu es vendida a un burdel y Chiyo a una okiya (una casa para las geishas). Chiyo se hace amiga de Calabaza, una muchacha que llevaba unos meses más que ella. Después de varios años, Calabaza se convierte en la hermana menor de Hatsumono y debido a ello, Hatsumono le prohíbe hablar con Chiyo. Debido a sus inusuales ojos, de color azul grisáceo, Chiyo va a convertirse en geisha, a pesar de la rivalidad de Hatsumono, la única geisha actual de la okiya Nitta. La arrogante Hatsumono advierte el potencial de Chiyo, ya que representa una posible competencia. Chiyo queda reducida al papel de sirvienta de la okiya, perdiendo sus posibilidades de convertirse en geisha a causa de las maquinaciones de Hatsumono. Su breve encuentro con el Presidente consigue cambiar su suerte. Chiyo consigue llamar la atención de la geisha con más éxito en Gion, Mameha, a la que Hatsumono desprecia porque la supera en cada aspecto y a la que no puede vencer, porque Mameha ha obtenido su independencia como geisha, mientras que Hatsumono aún no. Mameha adopta a Chiyo como aprendiz (hermana menor) y la prepara para competir contra Hatsumono, (Chiyo piensa que Mameha sólo quiere usarla para vengarse de Hatsumono, pero al final se entera de que lo hace por recomendación del Presidente). Cuando Chiyo inicia su aprendizaje junto a Mameha recibe un nuevo nombre: Sayuri. Sayuri y Mameha acaban completamente con la reputación de Hatsumono, que es expulsada de la okiya. Una vez que vende su virginidad, Sayuri no es sólo una geisha con éxito, consigue pagar todas las deudas que tenía con la okiya de Nitta y es adoptada por el ama de la okiya. El inicio de la Segunda Guerra Mundial, un tema que aparece reflejado en las crecientes referencias a los militares japoneses, supone un nuevo reto para la heroína. De pronto, sus logros se vuelven irrelevantes y su belleza física queda devaluada debido al trabajo manual y la carencia de alimentos. Su vida de lujos cambia y es sustituida por duras condiciones y trabajo físico. Durante su período como geisha antes de la guerra, vuelve a encontrarse con el Presidente, pero no consigue acercarse a él tanto como quiere. En cambio, las circunstancias la empujan a unirse a Nobu, el mejor amigo del Presidente. Es Nobu quien salva a Sayuri de la dureza de la guerra hasta que Gion pueda recuperar su antiguo esplendor, bajo la condición de que le permita después ser su danna, cosa que ella acepta a pesar de que es el Presidente el hombre que ella desea. No es hasta que se encuentra en una situación indeseable que el deseo de Sayuri de estar junto al señor Presidente la libera y ella sale en busca de su propio destino. Cuando el señor Presidente la saca de la okiya para que sea su danna y debido a los continuos viajes de negocios del señor Presidente, ella establece una casa de té para empresarios japoneses en Nueva York, de modo que el señor Presidente puede salvar su imagen en Japón cuando su hija está a punto de casarse con un hombre destinado a ser su heredero.
No es solo la historia de Sayuri la que conocemos en este relato, es además la cultura, las tradiciones y los paisajes de Japón. Todo ello hace de este libro una experiencia agradable y enriquecedora, la historia es creíble por su narración sencilla y las descripciones de personajes y lugares.
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