domingo, 3 de enero de 2010

Canción de Navidad - Charles Dickens




Charles John Huffam Dickens (Portsmouth, Inglaterra, 7 de febrero de 1812 – Gadshill Place, Inglaterra, 9 de junio de 1870) fue un famoso novelista inglés, uno de los más conocidos de la literatura universal, y el principal de la era victoriana. Supo manejar con maestría el género narrativo, con humor e ironía, y una aguda y álgida crítica social. En su obra destacan las descripciones de gente y lugares, tanto reales como imaginarios. Utilizó en ocasiones el pseudónimo Boz.

Críticas posteriores, tales como las de George Gissing y G. K. Chesterton, defendieron y aclamaron su dominio de la lengua inglesa como inigualable, sus personajes como creativos e inolvidables y en gran parte su sensibilidad social como poseyente. No obstante, también recibió críticas de sus mejores lectores, George Henry Lewes, Henry James, y Virginia Woolf entre ellos, los cuales achacaron ciertos defectos a sus obras, como el sentimentalismo efusivo de su prosa, acontecimientos irreales y personajes grotescos.

La popularidad de sus novelas y relatos cortos durante su vida y en el presente es fácilmente demostrada por el hecho de que ninguna se ha dejado de publicar. Dickens escribió novelas por entregas, el formato usual en la ficción en su época, por la simple razón de que no todo el mundo tenía los recursos económicos necesarios para comprar un libro, y cada nueva entrega de sus historias era esperada con gran entusiasmo por sus lectores, nacionales e internacionales. Dickens es actualmente y como lo ha sido siempre, admirado por escritores en todas partes como un ídolo literario

El protagonista es Ebenezer Scrooge, una persona avara y tacaña que no celebra la fiesta de Navidad a causa de su solitaria vida y su adicción al trabajo. No le importan los demás, ni siquiera su empleado Bob Cratchit, sólo se importa a sí mismo.

Un día, en víspera de Navidad, Scrooge recibe la visita de un espíritu misterioso que resulta ser el de su mejor amigo y socio Jacob Marley, que al iniciar el relato muere y se cumplen siete años de su muerte. Posteriormente le cuenta que, por haber sido avaro en vida, toda su maldad se ha convertido en una larga y pesada cadena que debe arrastrar por toda la eternidad. Le anuncia a Scrooge que la cuenta de las maldades de Marley ya la ha superado Scrooge, por la tanto, cuando muera tendrá una peor cadena que llevar. Entonces le anuncia la visita de tres espíritus de la navidad. Scrooge no se asusta y desafía la predicción.

Con el tiempo aparecen los tres espíritus navideños: el del Pasado, que le hace recordar a Scrooge su vida infantil y juvenil llena de melancolía y añoranza antes de su adicción por el trabajo; así como por su desmedido afán de enriquecerse.

El del Presente hace ver al avaro la actual situación de la familia de su empleado Bob Cratchit, que a pesar de su pobreza y de la enfermedad de su hijo Tim, celebra la navidad.

Luego el Espíritu le muestra cómo todas las personas celebran la Navidad; incluso el sobrino de Scrooge, Fred, celebra la Navidad de una manera irónica pero alegre (debido a que los invitados no quieren la presencia del avaro). Al final el espíritu muestra a un par de niños de origen trágicamente humano: la Ignorancia y la Necesidad; posteriormente el espíritu desaparece inmediatamente a la medianoche.

El Espíritu del Futuro, mudo y de carácter sombrío, le muestra lo más desgarrador: el destino de los avaros: su casa saqueada por los pobres, el recuerdo sobrio de sus amigos de la Bolsa de Valores, la muerte de Tim Cratchit y lo más espantoso: su propia tumba, ante la cual Scrooge se horroriza finalmente e intenta convencer al espíritu de que está dispuesto a cambiar si le invierte el destino. Al final, el avaro despierta de su pesadilla y se convierte en un hombre generoso y amable.

El cambio lo vive el propio Scrooge cuando finalmente celebra la Navidad, hace que un jovenzuelo le compre el pavo y lo envíe para su empleado Cratchit sin dar a conocer quién lo mandó. Posteriormente sale a la calle para saludar a la gente con una Feliz Navidad y entra en casa de su sobrino Fred para festejar, causando asombro entre los invitados. Con respecto a Cratchit, finge reprenderlo por su llegada tarde al trabajo; le da un aumento de sueldo y va con él para ayudar a la familia y en especial a Tim en su tratamiento de la enfermedad, lo que al final causa felicidad en ellos haciendo memorable la frase del pequeño Tiny Tim: Y que Dios nos bendiga a todos.

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